EL SÍNDROME DE LA TRAGEDIA GRIEGA
Este síndrome está caracterizado por una respuesta desproporcionada frente a una situación cotidiana. Un huevo que cae de la nevera seguido del grito de una madre que parte la mañana del sábado en dos es una ilustración perfecta.
- Mamá, pero fue un accidente.
- ¡Claro! Como a ustedes no les toca mercar. Un día de estos vamos a quedar de limosna con este despilfarro de ustedes.
- Mamá, dejá yo limpio el reguero.
- Nooooo, tranquilos… aquí está “su” empleada del servicio para limpiarles todas sus porquerías, no más desordenen que yo…
¿Le suena conocido? El “Síndrome de la Tragedia Griega” se manifiesta inesperadamente y abarca temas tan disímiles como la ventana de espejos que instaló el vecino y que nos obliga a mudarnos de barrio hasta la tercera elección de Uribe que nos va a sumir de una vez y para siempre en el oscurantismo.
El roce contra un andén que deja inservible el automóvil familiar o la promesa de no volver a dar una opinión sobre nada en lo que queda de vida son también efectos del “Síndrome de la Tragedia Griega”.
Comentarios
Para mi madre, una cosa no le pesa a uno... Lo "derrenga". (esta vez es un perro recién atropellado con los huesos de la cadera astillados)
Mi querida esposa no dice que una persona incomodó a otra sino que la "desgració".