EL SÍNDROME DE LA TRAGEDIA GRIEGA

Este texto pertenece al ciclo de Síndromes Ecotidianos...


Este síndrome está caracterizado por una respuesta desproporcionada frente a una situación cotidiana. Un huevo que cae de la nevera seguido del grito de una madre que parte la mañana del sábado en dos es una ilustración perfecta.

- Mamá, pero fue un accidente.
- ¡Claro! Como a ustedes no les toca mercar. Un día de estos vamos a quedar de limosna con este despilfarro de ustedes.
- Mamá, dejá yo limpio el reguero.
- Nooooo, tranquilos… aquí está “su” empleada del servicio para limpiarles todas sus porquerías, no más desordenen que yo…

¿Le suena conocido? El “Síndrome de la Tragedia Griega” se manifiesta inesperadamente y abarca temas tan disímiles como la ventana de espejos que instaló el vecino y que nos obliga a mudarnos de barrio hasta la tercera elección de Uribe que nos va a sumir de una vez y para siempre en el oscurantismo.

El roce contra un andén que deja inservible el automóvil familiar o la promesa de no volver a dar una opinión sobre nada en lo que queda de vida son también efectos del “Síndrome de la Tragedia Griega”.


- Carlos Eduardo -

Comentarios

Carlos Andrés dijo…
Estoy totalmente de acuerdo con tu texto. Es más... soy un melodramático consumista.
Xiomy dijo…
Me he reído con tu texto en mi casa todos sufrimos de este síndrome, llega la noche y todos nos quejamos de cosas distintas.
Carlos Vásquez dijo…
Mi señora madre es mi ejemplo, para ella uno no tiene hambre sino que está "trozado" del hambre (yo imagino el tronco de un soldado arrastrándose en una acción de desembarco en playa enemiga)

Para mi madre, una cosa no le pesa a uno... Lo "derrenga". (esta vez es un perro recién atropellado con los huesos de la cadera astillados)

Mi querida esposa no dice que una persona incomodó a otra sino que la "desgració".

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